La monografía aborda el estudio de la ley de 2 de marzo de 1932, a través de la cual se instauró, por primera vez en la historia, el divorcio en España. La importancia de esta figura jurídica resulta incuestionable, al finalizar con la indisolubilidad que se había atribuido tradicionalmente al enlace marital. La normativa contemplaba dos posibles vías para la referida disolución, el mutuo acuerdo y el proceso contencioso. Además, requería la justificación de alguna de las causas previstas en el texto legal, distinguiendo entre razones de discrepancia objetiva y otras de responsabilidad subjetiva. Sin duda, se trata de una cuestión de interés científico, que merece profundización. La presente investigación está destinada a ahondar en sus entresijos, analizando no sólo su regulación, sino, además, la práctica jurisprudencial, espigando las sentencias promulgadas por la Audiencia provincial y el Tribunal Supremo.